¿Es el Alcoholismo Solo Cosa de la Infancia? Una Mirada Crítica

En el reciente 3er Foro con Profesionales y Alcohólicos Anónimos, la Magíster Ana María Mendoza Rivera, representante de la Oficina de Prácticas Preprofesionales de la Facultad de Psicología de la UNFV, compartió su visión sobre las raíces del alcoholismo. En su ponencia, sostuvo tres puntos clave:

  1. El alcoholismo afecta al individuo y su entorno de diversas maneras.
    • Señaló cómo el alcoholismo impacta la salud física y mental, genera problemas sociales y financieros, y afecta a la familia, los amigos, el trabajo y la sociedad en general.
  2. El alcoholismo puede ser una manifestación de conflictos emocionales profundos que se remontan a la infancia temprana.
    • Según Mendoza, las experiencias negativas en la etapa oral, cuando el bebé depende del pecho materno, pueden predisponer a una fijación oral que posteriormente deriva en adicciones.
  3. Cuando la adicción está presente, hay un problema subyacente que proviene de la infancia temprana. Este debe conocerse, racionalizarse y trabajarse para liberar a la persona.
    • Planteó la importancia de abordar estas raíces emocionales como parte del tratamiento.

Aunque estas afirmaciones puedan ser relevantes desde el punto de vista psicoanalítico, es fundamental cuestionarlas y contrastarlas con el conocimiento científico actual sobre el alcoholismo como un trastorno multifactorial.


¿Por Qué No Basta el Psicoanálisis para Explicar el Alcoholismo?

La visión psicoanalítica, aunque pueda ser interesante en ciertos contextos, resulta insuficiente para comprender plenamente la enfermedad del alcoholismo. Reducirlo a una fijación oral o a un vínculo problemático en la infancia desestima décadas de investigaciones que destacan la interacción de múltiples factores: genéticos, ambientales, neurobiológicos y sociales.

El Alcoholismo es Multifactorial

  1. Contribuciones genéticas:
    • Estudios en gemelos y familias han demostrado que entre el 50% y el 60% del riesgo de desarrollar alcoholismo se debe a factores genéticos. Variantes en genes como ADH1B y ALDH2, responsables del metabolismo del alcohol, están directamente relacionadas con la predisposición al alcoholismo.
  2. Factores ambientales:
    • Las experiencias adversas en la infancia (ACE) tienen un impacto importante en la vulnerabilidad a las adicciones, pero no actúan en aislamiento. Contextos socioculturales, disponibilidad de alcohol y presión social son igualmente determinantes.
  3. Sistema de recompensa cerebral:
    • El alcoholismo también está vinculado a alteraciones en el sistema dopaminérgico, lo que genera un ciclo de refuerzo que perpetúa la conducta adictiva.

Críticas a la Culpabilización de la Familia

Culpar al "pecho materno malo" o a las dinámicas familiares como origen principal del alcoholismo es una narrativa desactualizada que genera más estigma que soluciones. Además:

  • Ignora la responsabilidad social: El entorno cultural, las normas que favorecen el consumo de alcohol y las políticas de acceso son factores igualmente influyentes.
  • Desestima la capacidad del individuo: Si bien la infancia importa, muchas personas con experiencias adversas no desarrollan alcoholismo, mientras que otros con infancias estables sí lo hacen.



La Hipótesis de la Automedicación: Un Enfoque Complementario

La hipótesis de la automedicación propuesta por Khantzian y utilizada por Mendoza en su argumentación tiene cierto respaldo en estudios clínicos. Según esta perspectiva, el alcoholismo puede surgir como una forma de aliviar el sufrimiento emocional. Sin embargo, este enfoque debe integrarse con otros modelos más amplios:

  • La regulación emocional: El consumo de alcohol puede ser una estrategia para manejar emociones difíciles como ansiedad o tristeza, pero esto no explica la totalidad de casos.
  • Factores sociales: La normalización del consumo excesivo de alcohol en ciertos contextos también desempeña un papel clave.

La Ciencia y el Psicoanálisis: Hacia un Modelo Integral

Para comprender el alcoholismo y diseñar tratamientos efectivos, es necesario integrar perspectivas. Si bien el psicoanálisis aporta una mirada profunda al mundo emocional, las investigaciones científicas han demostrado que:

  1. Los tratamientos basados en evidencia son más efectivos:
    • La terapia cognitivo-conductual (TCC) y los enfoques farmacológicos han mostrado mejores resultados que los enfoques exclusivamente psicoanalíticos.
  2. El modelo biopsicosocial es clave:
    • Este modelo reconoce que el alcoholismo es el resultado de la interacción entre predisposición genética, factores neurobiológicos, experiencias de vida y contextos socioculturales.


Conclusión: Más Allá de la Culpabilización

Es momento de dejar atrás narrativas que colocan toda la carga del alcoholismo en la infancia temprana o en la familia. Si bien estas perspectivas pueden ser útiles en algunos casos, simplifican una realidad mucho más compleja y generan estigmas innecesarios.

El alcoholismo no es simplemente un reflejo de un "pecho materno malo" o un hogar disfuncional; es una enfermedad multifactorial que requiere un abordaje integral. Necesitamos tratamientos que incluyan desde el apoyo emocional hasta intervenciones basadas en evidencia, pasando por un análisis del contexto social y cultural que fomenta el consumo.

Culpar a la familia o al vínculo madre-hijo no solo es injusto, sino que distrae de las soluciones reales. En lugar de buscar responsables, debemos enfocarnos en construir estrategias efectivas y compasivas para ayudar a las personas que enfrentan esta compleja enfermedad.

 


 

Referencias

  1. Felitti, V. J., Anda, R. F., Nordenberg, D., Williamson, D. F., Spitz, A. M., Edwards, V., ... & Marks, J. S. (1998). Relationship of childhood abuse and household dysfunction to many of the leading causes of death in adults: The Adverse Childhood Experiences (ACE) Study. American Journal of Preventive Medicine, 14(4), 245-258.
    • Este estudio analiza cómo las experiencias adversas en la infancia (ACE) aumentan la probabilidad de desarrollar problemas de salud, incluyendo el abuso de sustancias.
  2. Verhulst, B., Neale, M. C., & Kendler, K. S. (2015). The heritability of alcohol use disorders: A meta-analysis of twin and family studies. Psychological Medicine, 45(5), 1061-1072.
    • Proporciona evidencia sobre la influencia genética en el desarrollo del alcoholismo, estimando que entre el 50-60% del riesgo está relacionado con factores hereditarios.
  3. Enoch, M. A. (2012). The influence of gene-environment interactions on the development of alcoholism. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 36(9), 1667-1676.
    • Explora cómo la interacción entre predisposiciones genéticas y factores ambientales contribuyen al desarrollo del alcoholismo.
  4. Khantzian, E. J. (1997). The self-medication hypothesis of substance use disorders: A reconsideration and recent applications. Harvard Review of Psychiatry, 4(5), 231-244.
    • Replantea y amplía la hipótesis de la automedicación, explicando cómo las sustancias, incluido el alcohol, se utilizan para aliviar el sufrimiento emocional.
  5. Weegmann, M., & Khantzian, E. J. (2009). Addiction and the Vulnerable Self: Modified Dynamic Group Therapy for Substance Abusers. Wiley-Blackwell.
    • Explora cómo la vulnerabilidad emocional y los conflictos de apego temprano influyen en el desarrollo de las adicciones y propone un enfoque terapéutico dinámico y modificado.
  6. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA). (2022). Alcohol’s effects on the body. Retrieved from www.niaaa.nih.gov.
    • Información actualizada sobre los efectos del alcohol en el cuerpo y los factores de riesgo para el alcoholismo.
  7. Krystal, H. (1977). Alcoholism: The search for oblivion. Madison Books.
    • Un análisis de cómo el alcoholismo puede surgir como una forma de evitar o suprimir emociones intensas o traumáticas.
  8. Winnicott, D. W. (1965). The Maturational Processes and the Facilitating Environment. International Universities Press.
    • Explora la importancia del entorno emocional temprano en el desarrollo de la personalidad y su posible relación con conductas adictivas.

 

 





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Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Máster en Salud y Bienestar Comunitario
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