DIA MUNDIAL SIN TABACO




Cada año, el 31 de mayo, la OMS y sus socios a nivel mundial celebran el `Día Mundial Sin Tabaco`, destacando los riesgos para la salud asociados con el consumo de tabaco y abogando por políticas eficaces para reducir el consumo de tabaco.  

El consumo de tabaco es la principal causa evitable de muerte a nivel mundial y es actualmente responsable de la muerte de uno de cada 10 adultos en todo el mundo.

En 2022, la campaña tiene como lema "Tabaco, una amenaza para el medio ambiente". El impacto nocivo de la industria del tabaco sobre el medio ambiente es enorme y va en aumento, lo que añade una presión innecesaria sobre los ya escasos recursos y frágiles ecosistemas de nuestro planeta. El tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año y destruye nuestro medio ambiente, dañando aún más la salud humana, a través del cultivo, la producción, la distribución, el consumo y los desechos posteriores al consumo. 






De acuerdo con los datos de la OMS, el tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo de muerte prematura y discapacidad, con 11,5 millones de muertes atribuibles al consumo de tabaco en 2015. Esto se debe a las serias y graves consecuencias asociadas con el tabaquismo, como la cardiopatía isquémica (para la que los fumadores tienen un riesgo entre 1,6 y 6,4 veces mayor), y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (con un riesgo entre 11,5 y 15,3 mayor al de los no fumadores).

Para la organización, estas cifras ponen de manifiesto, entre otras cosas, la importancia de situar el control del tabaco en el centro de la acción sobre las enfermedades no transmisibles (ENT) para prevenir la morbilidad y la mortalidad prematura.

Concretamente, las condiciones de salud mental afectan y, a su vez, se ven afectadas por otras ENT importantes. Los problemas de salud mental pueden ser tanto precursores como consecuencias de otras condiciones crónicas, tales como las enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares, diabetes y/o cáncer. Diferentes estudios revelan que, en comparación con la población general, los adultos con cualquier condición de la salud mental tienen una esperanza de vida de 5 a 10 años más corta y son más propensos a fumar.

La OMS indica que la esperanza de vida de las personas con problemas de salud mental graves es notablemente entre 15 y 20 años más corta que la de la población general. Una gran proporción de este exceso de mortalidad se debe a la coexistencia de otras ENT, todas las cuales pueden agravarse con el tabaquismo, que es considerado como una de las principales causas de exceso de mortalidad entre las personas con problemas graves de salud mental.



Tal y como señala en su informe, el vínculo claro entre el consumo de tabaco y todas las ENT constituye la base para establecer como objetivo de cara al año 2025, una reducción del 30% en el consumo de tabaco. 

Sin embargo, según proyecciones recientes, se prevé que la Región de Europa no cumplirá este objetivo, por lo que deben emprenderse acciones urgentes para cambiar estas tendencias durante los próximos seis años. Para lograr esta meta, la Organización Mundial subraya la trascendencia de promover la implementación de intervenciones de control del tabaco bajo un prisma de equidad que se centre en las poblaciones en riesgo, incluidas las personas con problemas de salud mental.

En esta misma línea, el documento expone que se han logrado avances importantes en el control mundial del tabaco. Así, en 2019, 136 países han implementado al menos una medida de política clave para controlar el consumo de tabaco, con una consecuente disminución constante de la prevalencia global del tabaquismo entre los adultos durante las últimas décadas. Igualmente, se ha observado una reducción en la prevalencia del tabaquismo entre las personas con problemas de salud mental, si bien no es tan significativa como en el caso de la población general. De hecho, la diferencia en la prevalencia del tabaquismo entre la población general y las personas con problemas de salud mental ha ido en aumento, ampliándose la diferencia porcentual entre ambos grupos.



Esto implica que las políticas de control del tabaco no han funcionado con tanta eficacia para las personas con problemas de salud mental, que, en palabras de la OMS “representan un grupo demográfico que se está quedando atrás en la lucha contra el tabaco”, de modo que deben tomarse medidas urgentes para solucionar este problema.

A este respecto, la evidencia señala la rentabilidad de la mayoría de las intervenciones dejar de fumar, siendo altamente eficientes para las personas con problemas de salud mental -al reducirse las tasas de mortalidad e incrementar la calidad de vida-, a un coste mucho menor en comparación con los beneficios.


 PORQUE EL CONSUMO DE TABACO ES ADICTIVO?

Se trata del principal compuesto psicoactivo del tabaco, el cual se absorbe rápidamente a través de la mucosa nasal, oral y respiratoria para llegar, al cabo de sólo 7 segundos, al cerebro, donde están los receptores 

Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), en colaboración con expertos de la Universidad Pompeu Fabra, del Instituto Pasteur y de la Universidad Pierre y Marie Curie, han descubierto un mecanismo neural que podría explicar el proceso de recompensa y adicción a la nicotina.

Se trata del principal compuesto psicoactivo del tabaco, el cual se absorbe rápidamente a través de la mucosa nasal, oral y respiratoria para llegar, al cabo de sólo 7 segundos, al cerebro, donde están los receptores. Es allí donde la nicotina ejerce su acción sobre el sistema nervioso central y el autónomo.

Esta relación casi inmediata entre la inhalación del humo y su efecto en el cerebro es uno de los factores que contribuye al alto poder adictivo de la nicotina. Esto se explica porque la nicotina ejerce sus efectos psicofarmacológicos mediante la activación de un receptor muy abundante en varias regiones concretas del cerebro, el receptor acetilcolina nicotínico (nAChR).

En este sentido, el trabajo, publicado en la revista 'Neuropsychopharmacology' y recogido por la plataforma Sinc, ha mostrado que algunos de estos receptores cerebrales contienen una subunidad llamada beta4, presente casi exclusivamente en una vía clave del circuito de recompensa del cerebro (el circuito habenulo-interpeduncular), y que es "crucial" para los efectos de recompensa positivos que provoca la nicotina en el cerebro.



TRABAJO REALIZADO EN RATONES


"El proyecto, llevado a cabo en ratones, ha encontrado que aquellos que carecen del gen que codifica la subunidad beta4 mostraban una reducción del consumo de nicotina y una respuesta neuronal anormal del sistema de recompensa de la dopamina ante la nicotina", ha explicado la investigadora del grupo en Farmacología Integrada y Neurociencia de Sistemas del IMIM y coordinadora del estudio, Patricia Robledo.

De hecho, prosigue, remplazando selectivamente esta subunidad del receptor nicotínico de estos ratones mediante un virus, se restauraba tanto el consumo de nicotina como la función dopaminérgica de respuesta a la nicotina.

Esta nueva diana neurobiológica servirá para aclarar la base de la adicción a la nicotina, y por lo tanto, podría ayudar en el diseño futuro de planes terapéuticos más racionales para dejar de fumar. "Los resultados confirman estudios de datos genéticos humanos que postulan que las variantes en el gen que codifica la subunidad beta4 pueden alterar la conducta de los fumadores y la vulnerabilidad individual a la adicción a la nicotina", ha zanjado Robledo.



Sesiones y consultas

 Dra. María Teresa Charún

Psicóloga Clínica Educativa

Máster en Salud y Bienestar Comunitario

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